viernes, 23 de julio de 2010

Una alegría más

El día de hoy Mons. Ricardo García García, conferirá el sacramento del orden sacerdotal a tres diáconos y el sacramento orden en el grado de diaconado a dos seminaristas, todos ellos se han formado en el Seminario Mayor San José de la Prelatura de Yauyos, Cañete y Huarochirí. Ellos son: los diáconos, Josemaría Melgarejo Ordoñez, natural de Catahuasi; Luis Apolinario Aroquipa, natural de San Vicente y José Ademir Carpio Urquizo, de Imperial; los seminaristas; José Luis Luyo Lévano de Imperial y José Antonio Aguirre Aburto, de la misma parroquia.
Jóvenes Apóstoles, tuvo la oportunidad de conversar con ellos y le pedimos que nos deán un mensaje.
Josemaría Melgarejo Ordoñez:
“Lo que le diría a los jóvenes es que sean muy alegres y apostólicos, la mies es mucha y los operarios son pocos, rogad al gran labrador que envíe obreros a su mies, también les animo a que escuchen la voz del Señor y no la acallen”
Luis Apolinario Aroquipa:
“Quisiera decir a los jóvenes que se dejen guiar por la mano de Dios y por su Santísima Madre, pues como toda buena madre siempre está al tanto de sus hijos y nunca los dejará solos y también les diría a los jóvenes que sirvan a la Iglesia como ella quiere ser servida”
José Ademir Carpio Urquizo:
“Es un don muy hermoso el que Dios me ha dado y animo a todos los jóvenes a seguirlo de cerca y que si escuchan el llamado de Dios no tengan miedo a decirle que sí, pues él ha entregado su vida por nosotros ¿Acaso no podemos hacer lo mismo?”
José Luis Luyo Lévano:
“Le diría a los jóvenes que nunca dejen de rezar y que amen mucho a nuestra madre María Santísima, pues ella que fue fiel al llamado del Señor nos da un gran ejemplo que imitar. En este año y medio que llevo de pastoral he experimentado la necesidad de los jóvenes de que le hablen de Dios, recen por mí para que siga adelante en mi servicio”
José Antonio Aguirre Aburto
“No parecen lejanos esos días en que entre al Seminario, parece que fue ayer. Lo que quiero decira a los jóvenes es que sean muy santos y que no tengan miedo de demostrar que son hijos de Dios y que son católicos, pues es una alegría inmensa serlo”
Pedimos a todos los Jóvenes Apóstoles por los ordenandos.

martes, 20 de julio de 2010

Una Nueva Alegría

Hola amigos, quisiera compartir con ustudes una nueva alegría, esta es la publicación de una nueva historia.

Su nombre es:"Un Hombre Lleno de Cristo" y pretende ser una introducción a la vida de sacerdotes que han sido elevados a los altares, entre ellos San Juan María Vianney patron de los sacerdotes del mundo entero, proclamado por el Papa Benedicto XVI.

Narra dos semanas de vida del padre Renato, sacerdote de 62 años que vive entregado a Dios en su ministerio.

Si alguien desea obtener la versión impresa, puede esscribirme al correo: juliomar90@gmail.com, mandandome sus datos de dirección.

jueves, 8 de julio de 2010

Una visita esperada


La noticia de la próxima visita del Prelado del Opus Dei ha causado alegría no sólo entre sus hijos sino entre todos los fieles que participan en los apostolados del Opus Dei especialmente en Cañete a través de los Centros de Formación que hay en nuestra ciudad tanto Valle Grande como Condoray, lugares donde se ha dado tanta formación cristiana a las miles de personas que han pasado por retiros, convivencias, charlas de catecismo, y a través del apostolado personal de sus miembros.
En esta segunda visita, la primera se realizó en 1996, don Javier Echevarría tendrá la ocasión de estar cerca del afecto de tantas personas que bajo la intercesión de San Josemaría han aprendido a conocer una manera tan sencilla de acercarse a Dios, a través del Opus Dei, y el mensaje que su Fundador hizo presente en la conciencia de tantos cristianos, “buscar la santidad en medio del trabajo ordinario”.
La santidad, que no es cosa para privilegiados como recordaba San Josemaría, debe ser la meta a la que debe aspirar cada cristiano consciente de su condición bautismal y debe traducirlo en un apostolado personal que debe llevarle a contagiar entre sus familiares y amigos del sentido cristiano de las cosas más sencillas.
En Cañete, existe un gran cariño a San Josemaría, hace pocos días hemos recordado un aniversario más de su tránsito al cielo y como cada año se notó la gran cantidad de personas que se congregan en el Santuario para manifestarle su agradecimiento por tantos favores concedidos. Que este día en que tendremos la presencia del Padre más cercana nos ayude a todos a rezar por él y por la extensión de la Obra, donde esperan el trabajo de tantos hijos suyos en beneficio de toda la Iglesia
Pbro. Carlos Oré Sánchez

sábado, 3 de julio de 2010

San Tarsicio "El santo de la Eucaristía"

Este es un nuevo material que estoy preparando.
Hola querido amigo hace mucho tiempo que no te veo por la Iglesia, quiero que sepas que todos los días te espero en el Sagrario, ahí estoy para escucharte y consolarte.
Muchas veces me he sentido sólo, pues nadie viene a verme y cuando estoy acompañado es porque una viejecita o el padrecito han venido, ellos con sus rosarios y oraciones ya se han ganado el cielo, tú puedes hacer lo mismo, no te pido que vivas en la iglesia, sólo pido tu amor y compañía
Recuerdo cuando te miraba venir, primero los domingos y luego los sábados, con una profunda piedad rezabas con tu catequista, eras muy juguetón y a tus compañeras las molestabas, pero eran cosas de niños.
Me alegre mucho al recibirte en tu primera comunión, estabas vestido de blanco y en tu mano llevabas el rosario, que significaba la protección de mi Madre. A ella le rezabas con mucha piedad y eso me alegraba. Pero algo paso después, no te volví a ver tan seguido, de vez en cuando te dabas una vuelta por la iglesia, pero era cuando había una Misa de difunto y tu mamá te traía.
¿Qué ha pasado hijo mío? Es que ya no me quieres y te has olvidado de mí, o mi amor no te basta ¿Dónde estás?
Ayer te vi por la iglesia, casi no te he reconocido. Has crecido y estás simpático, me has hecho recordar a un adolescente como tú, su nombre fue Tarsicio; él vivió hace mucho tiempo, en el siglo III. Murió mártir por la Eucaristía.
Fueron tiempos difíciles para la Iglesia, pero todo fue preciso para difundir el misterio de mi salvación.
Los cristianos fueron perseguidos y tenían que vivir escondidos en cuevas, grutas e incluso en el desagüe romano, lo que hoy se conoce como “Cloaca Máxima”. Fueron muchos los tormentos que pasaron esos hijos míos, pero hoy vemos los frutos de su sacrificio.
A muchos los degollaron a otros los quemaron, también murieron apedreados y lanzados a las fieras en los circos y anfiteatros romanos. Fue dura la persecución de los paganos.
Tarsicio fue un adolescente que tenía doce años cuando me entrego su vida por amor a causa de los no creyentes. Su nombre proviene del latín Tarsus, que quiere decir: valor. Fue inmenso el valor que tuvo al levantar su pequeña mano cuando su obispo pedía un voluntario para llevar la Eucaristía a los cristianos que se encontraban prisioneros. No fue el único que alzo la mano, también la alzaron adultos y ancianos, pero su Obispo lo eligió a él, pues no dudarían de la tierna figura de un niño. El comenzó a prepararse.
Después de la Santa Misa celebrada en las catacumbas el Obispo depositó en sus frágiles manos el relicario que contenía la Eucaristía, mi cuerpo. Tarsicio muy piadoso se lavo bien las manos y pidió a su madre una túnica limpia, tomo el relicario y salió con dirección a la prisión donde se encontraban sus hermanos en la fe. Por el camino se encontró con unos niños que no creían en mí y le pidieron que jugase con ellos, él no acepto pues me
llevaba, pero ellos insistieron y al ver su negativa se acercaron a él y notaron que apretaba bien las manos sobre su pecho, le preguntaron qué era lo que llevaba ahí, pero él no queriendo “tirar las perlas a los puercos” no respondió. Uno de los niños dijo: seguro es lo que los cristianos llaman Eucaristía, así que intentaron por la fuerza ver lo que llevaba, pero él poniendo resistencia no dejo que le quitasen mi cuerpo, así que lo golpearon hasta dejarlo moribundo.
Mientras lo golpeaban apareció Cuadrado, jefe de un escuadrón romano que se había convertido. Tomo el cuerpo de Tarsicio y lo llevo a las catacumbas, ahí lo entrego a su madre, en ese momento entrego su espíritu con la satisfacción de haber cumplido la voluntad de mi Padre.
Fue enterrado solemnemente por sus hermanos en la fe.