jueves, 27 de mayo de 2010

Y los Jóvenes respondieron

Hace algunas semanas el grupo editor de Juventudes, lanzó un concurso de caricaturas para todos los lectores de este fantástico boletín.
El motivo fue la edición número 50 de Juventudes. Con la ayuda de Dios este concurso tuvo acogida por los diferentes clubes, pero destaca la participación del Club “San José” de la Parroquia de “San Antonio”. Los participantes del mencionado Club mandaron sus caricaturas y para sorpresa del jurado, uno de los participantes realizó una caricatura de uno de los editores del boletín.
Esta caricatura calo en ellos y fue presentada por voto unánime como ganadora. La caricatura fue hecha por el joven: Elvis Johans Alvis Cervantes, para quien ira el Mp4 la próxima semana.

domingo, 23 de mayo de 2010

La Alegría de Pentecostés

Concluye hoy en la Iglesia el tiempo pascual de la celebración de los grandes acontecimientos de la vida de Jesús. Otra pascua, un nuevo pentecostés.
En aquel tiempo con ese minúsculo grupo de hombres y mujeres y de pequeñas comunidades animados por el Espíritu Santo se iniciaba la iglesia con la divina encomienda de hacer libres a las gentes de todas partes, hoy todos los Jóvenes Apóstoles estamos llamados a anunciar el nombre de Cristo a toda la tierra, animados por el Espíritu Santo.
Los siete dones que hemos recibido nos ayudaran a crecer cada día en santidad y en empeño para seguir evangelizando. Los laicos necesitan de alguien que les hable de Dios y ese alguien somos nosotros. Somos los encomendados a cesar esa hambre y sed del Dios vivo.
La virgen María que permaneció en vela con los apóstoles nos acompañara en este caminar, para llevar muchas almas al cielo, pues esa es nuestra gran misión buscar que las almas se salven. Que nos encomendemos a ella para llegar a la meta.

viernes, 14 de mayo de 2010

Un milagro con nombre de Mujer

El día trece de mayo en la ciudad de Cañete se vivió una gran fiesta mariana, el Seminarista José Luis Luyo Lévano, organizo con alumnos de diversas instituciones una gran procesión en la cual se observaba una gran masa de jóvenes que sin temor daban testimonio de su fe.
Fue emocionante ver el santuario Madre del Amor Hermoso repleto de jóvenes, hubo muchas comuniones y confesiones.
Este es un gran testimonio que da ganas de seguir luchando, pues se ve que hay muchos que nos esperan y que necesitan que alguien les hable de Dios,
Animo a todos lo jóvenes apóstoles a seguir haciendo apostolado y que en este mes de María nos encomendemos a ella para que la obra que el Señor ha comenzado en nosotros llegue a termino.

jueves, 6 de mayo de 2010

La maternidad de María

"Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él, no perezca, sino que tenga vida eterna", nos asegura San Juan el apóstol en su evangelio (Juan 3:16). Sin embargo, el amor de Dios llegó más lejos aún, nos dio a su Santísima Madre María, como madre nuestra. Le dijo Cristo a Juan desde la cruz: "Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre." (San Juan 19:26).
¡Qué poco comprenden muchos cristianos el alcance de esas palabras! María, Madre de Dios, es también madre de todos los mortales para toda la eternidad. Sin embargo, no pocos rechazan esa maternidad o son indiferentes a ella. Inclusive muchos católicos, en su afán de lograr un falso ecumenismo, restan importancia a esas palabras de Cristo o las pasan por alto. Otros cristianos creen que se refieren a la preocupación de Cristo por las necesidades materiales de su madre en esta tierra y que deseaba estar seguro de que ella sería bien atendida cuando faltara él. ¿Pero acaso Cristo, que nos había enseñado: "No se preocupen por lo que van a comer o beber para vivir, ni por la ropa que han de ponerse"(Mateo 6:25), podía contradecirse a sí mismo? El que había sido capaz de multiplicar los panes y los peces para alimentar a multitudes antes de morir, ¿no sería capaz de cuidar de su madre después de su muerte y resurrección?
Cristo nos enseñó a mirar más allá de lo material, buscando "primero el reino de Dios" y confiando en la Divina Providencia. Entonces pues, si lo que le preocupaba a Cristo en aquellos últimos instantes de su vida en la tierra, no eran las necesidades físicas o materiales de su Santísima Madre; tenemos que admitir que nos estaba extendiendo una invitación a todos los mortales, para que amáramos a María como madre nuestra, y a ella acudiéramos como intercesora ante Dios y mediatriz de todas las gracias. Ya Cristo nos había dejado como ejemplo su primer milagro en las Bodas de Caná (San Juan 2: 1-11), para mostrarnos que una petición de labios de su madre inmaculada y pura, jamás quedaría por contestar.
En su aparición en París (1830), durante la cual la Santísima Virgen María dio al mundo la "medalla milagrosa", ella lucía en cada uno de sus dedos, tres anillos que emitían brillantes rayos de luz. María le explicó a la vidente Santa Catalina de Labouré, que los rayos que emanaban de cada una de las piedras preciosas de sus anillos, representaban las gracias que obtenían todos aquellos que se las pedían, y que las piedras que no emitían rayos de luz, representaban las gracias que las almas hubieran podido obtener si se las hubieran pedido. ¡Cuántas gracias dejamos de obtener, porque no se las pedimos a María!
El mensaje principal de aquella aparición fue expresado claramente por Santa Catalina Laboré durante su recuento: "Esto (lo dicho por la Santísima Virgen), me hizo comprender lo bien que hacemos en rogarle a la Bienaventurada Virgen María; ¡cuán generosa es ella para aquellos que le piden, y el gozo que ella recibe al otorgar las gracias!"
Te agradecemos Señor, que nos hayas dado a María como madre nuestra. Ayúdanos a conocerla y amarla cada día más, para que de la mano de ella nos hagamos "como pequeños niños", y así podamos llegar algún día a la casa de nuestro Padre Celestial.