martes, 30 de marzo de 2010

Cristo

¡Es verdaderamente sobrecogedor el acontecimiento dramático de Jesús de Nazaret! Para restablecer la plenitud de vida en el hombre, el Hijo de Dios se ha anonadado del modo más humillante. De la muerte, libremente elegida por Él, mana sin embargo la vida. Dice la Escritura: oblatus est quia ipse voluit. El suyo es un extraordinario testimonio de amor, fruto de una obediencia sin igual, que va hasta la extrema donación de sí mismo.
¿Cómo apartar la mirada de Jesús, que muere en la Cruz? Su cara afligida suscita desconcierto. El Profeta afirma: "no tenía apariencia ni belleza para atraer nuestras miradas, ni aspecto que pudiésemos estimar. Despreciado y repudiado por los hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro" (Is 53,2-3).
En aquel rostro se condensan las sombras de todos los sufrimientos, las injusticias, las violencias padecidas por los seres humanos de cada época de la historia. Pero ahora, delante de la Cruz, nuestras penas de cada día, y hasta la muerte, aparecen revestidas de la majestad de Cristo abandonado y moribundo.

JUAN PABLO II

jueves, 25 de marzo de 2010

Dia de la ¡Vida!

El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia terrena, ya que consiste en la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida humana. Un proceso que, inesperada e inmerecidamente, es iluminado por la promesa y renovado por el don de la vida divina, que alcanzará su plena realización en la eternidad (cf. 1 Jn 3, 1-2). Al mismo tiempo, esta llamada sobrenatural subraya precisamente el carácter relativo de la vida terrena del hombre y de la mujer. En verdad, esa no es realidad « última », sino « penúltima »; es realidad sagrada, que se nos confía para que la custodiemos con sentido de responsabilidad y la llevemos a perfección en el amor y en el don de nosotros mismos a Dios y a los hermanos.
JUAN PABLO II

domingo, 21 de marzo de 2010

Cristo nuestro modelo

Tenemos que configurarnos con Cristo; en palabras de San Pablo, tener los mismos sentimientos de Jesucristo, o en otras palabras tener las mismas virtudes de Cristo.
Nosotros Jóvenes Apóstoles, tenemos que anunciar a todos los fieles a Cristo y esto lo haremos con la potestad de apóstoles que hemos recibido en la confirmación; y lo haremos de mejor manera, dando ejemplo de vida, participando fielmente de los sacramentos, si rezamos con amor y si no tenemos vergüenza en hablar de Cristo.
Es testimonio de los buenos cristianos suscita buenos cristianos y sólo bastara que nos miren para sentirse llamados a cumplir la voluntad de Dios.

Julio Marquinho Espichán Asín

jueves, 11 de marzo de 2010

Hola a todos, estoy comenzando a gestionar un nuevo Blog para difundir una Capilla dedicada a la Santa Cruz, pero que es precidida por la Virgen del Carmen. Esta capilla fue construida en 1918 y ha sido reconstruida en 1991 pero con el terremoto del 2007 ha quedado gravemente dañada, espero que a través de este nuevo Blog obtenga ayuda para esta hermosa capilla.

En los dias próximos estaré publicando fotos de la capilla en el Blog:

martes, 2 de marzo de 2010

Santidad y Cuaresma

La santidad es dejar obrar a Dios, no poner obstáculos a esa acción divina en nuestra alma, por ello no hay que posponer nunca la santidad y más bien tratar a Dios.
Todo nos tiene que llevar a Dios, y es que sin vida interior las cosas no salen; nada nos resultará imposible porque si Dios está con nosotros nada tememos.
La iglesia necesita santos y nuestra santidad consistirá en dejar obrar a Dios y si hay un obstáculo es porque Dios lo permite para que seamos más humildes y para que nos demos cuenta de que sin Él no podemos hacer nada.
Que en este tiempo de cuaresma que estamos viviendo, tomemos la decisión firme de seguir a Dios.
Estos cuarenta días sean una preparación para la pascua de acción divina.
No échenos en saco roto lo que Dios nos da.

Julio Marquinho Espichán Asín